Cuando salí, empecé a caminar por mi propia cuenta. A los dos meses de haber salido del hospital vi un anuncio de CrossFit Spring City en una valla publicitaria; pasé y decidí inscribirme.
Al principio sentí mucho dolor a tal punto que a las dos semanas de entreno quería tirar la toalla. Sin embargo mis compañeros no me lo permitieron. Me motivaban diciéndome que el dolor sería sólo al principio y que poco a poco me iría acostumbrando, por lo que me animé a seguir.
Decidí acompañar mis rutinas con los servicios de la nutricionista y me asombré de los resultados. Bajé 24 libras en mis primeros dos meses sin aguantar hambre ni pasar ansiedad. Me sentí muy motivado por el tipo de rutinas y compañerismo que encontré en el box.
Anteriormente ya había estado en otros gimnasios, incluso con entrenadores personales, así como con otras nutricionistas, pero lo que más me gustó de CrossFit es que con las rutinas de una hora he obtenido resultados que nunca antes había logrado: resultados físicos, de salud, en bonitas instalaciones, con mucho compañerismo y buenas amistades. Nunca antes había bajado mi porcentaje de grasa ni había definido mi musculatura como lo he hecho ahora: de 215 libras bajé a 173 libras y de 34% de grasa corporal, bajé a 14%. Anteriormente tomaba seis pastillas diarias de aspirinas para el dolor de cabeza y a los dos meses de empezar mis entrenos dejé de tomarlas.
Mi motivación aumentó al momento de registrarme para el Open: un evento mundial que CrossFit celebra en el cual uno puede medir su nivel de Fitness en comparación con toda la comunidad que practica el deporte. Una actividad muy bonita la cual recomiendo a todos: mucha adrenalina, motivación y compañerismo, y sobre todo que aprendemos a competir contra nosotros mismos.
Me siento motivado, más activo que nunca y sobre todo, con la mejor condición física de mi vida.